A ti, que gustas de las palabras.
A ti, que navegas entre las líneas evitando las grandes olas o buscándolas para que te mareen y te despojen de la parte de arriba del bikini.
A ti, que buscas historias que te hagan soñar, que te saquen las lágrimas desde dentro, que te rescaten una carcajada que creías perdida.
A ti, que te aferras a una metáfora mientras observas cómo el sol deja su último rastro tras la montaña.
A ti, que puedes olvidarte de la cartera, pero no del libro.
A ti, que buscas entre las letras hasta encontrar las que más brillan.
A ti, que te duermes acunado por el rumor de las páginas.
A ti, que nunca lees, pero te gustan las buenas historias.
A ti, que a veces te haces un lío y no sabes dónde poner la hache intercalada.
A ti, que en ocasiones dudas de las tildes, como se duda de la vida.
Sí, a ti.
A ti, querido lector, querido oyente.
A ti.
Así, a secas.
A ti.
Sin tilde, pero con cariño.