Terror ortográfico
Algo estaba sucediendo aunque apenas se notara, al menos, al principio. Era, como muchos otros terrores, algo que llegaba poco a poco y se iba colando por las rendijas de debajo de las puertas o por los pequeños agujeros que quedan cuando quitas un cuadro de la pared. Como si fuera una mínima fuga de agua casi imperceptible, pero que gota a gota acaba por inundarlo todo. Pero dejémonos de vaguedades y seamos más concretos: un día, mientras Rebeca desayunaba cereales frente al televisor notó que el telediario, esa mañana, sonaba diferente. Los presentadores eran los mismos, sus voces, igual de impostadas, con ese tonillo a periodista tan familiar como cansino, y las noticias igualmente desagradables y deprimentes; sin embargo… sin embargo algo no le terminaba de cuadrar. Rebeca no solía llevarse bien con la realidad a pesar de lo… Leer más »Terror ortográfico