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La Primavera de los Cerezos

Quimérico

Era por la tarde. Yo estaba en una habitación desconocida, sentado en una especie de butaca de terciopelo y me afanaba en tallar una figura de madera con una navaja. Me resultó obvio, incluso estando dormido, que aquello era un sueño. La luz que entraba por la ventana era de un color extraño y yo decía: «Luz espuria, aire infausto». Luego bajaba la vista y continuaba tallando la madera, que resultaba ser un tótem. Cuando ya parecía que la cosa no daba más de sí, me ponía de pie con la figura en la mano y, asomado a la ventana, susurraba: «Todo está detenido en el estólido páramo». Cundo me desperté, las palabras «espurio», «infausto», «tótem» y «estólido» aún no se habían evaporado del todo. Quise incorporarme para escribirlas en un papel, pero la cabeza me daba vueltas. Me pregunté… Leer más »Quimérico

Gerundio

Leí hace poco un artículo del escritor Juan Tallón en el que decía que, por casualidad, había abierto una novela a voleo y que, en la página treinta y pico, había leído que uno de los personajes aprovechaba uno de sus pasos por el cuarto de baño para peinarse por enésima vez en el día. «La novela, también por casualidad, la había escrito yo mismo años atrás», dice Tallón. El personaje, que se llama Luca, estudia matemáticas y mantiene la teoría de que peinarse es una acción siempre en curso, nunca acabada. Dura toda la vida. «No puedes decir que estás peinado y que lo estás para siempre, de modo que al fin taches esa acción de la lista de los dolores de cabeza diarios». Tallón continúa explicando en el artículo que el peinado no es como el bautizo, o… Leer más »Gerundio

Detrás de la palabra: Nada

Hacer nada es, en sí, una contradicción. No se puede «hacer nada». Incluso cuando creemos que estamos haciendo nada estamos haciendo algo. Puede ser estar tumbado en el sofá, sin la tele, con el móvil apagado y las persianas bajadas. Uno cree estar haciendo nada, pero de momento está permitiendo que su espalda repose cómodamente en el sofá. Quizá está mirando hacia el techo. Tal vez tenga los ojos cerrados, pero estará respirando, tragando y, sobre todo, pensando. Los pensamientos no paran, son inevitables. Nuestro cerebro siempre está «haciendo». Pero, sin ser tan meticulosos y aludiendo a lo que comúnmente entendemos por «no hacer nada», está claro que la cosa no es fácil para muchos. Solo hay que probar, simplemente, a sentarse en un banco de un parque sin ninguna distracción (sin libro, sin móvil, sin pan para los pájaros…)… Leer más »Detrás de la palabra: Nada

Mirilla

Las cotillas somos una especie de enfermas, hay cosas que no podemos remediar. A mí no me va ir por ahí chismorreando; lo mío es la mirilla. Paso mucho tiempo subida a mi pequeño taburete de madera porque las mirrillas no están hechas para la gente pequeña; lo que pasa es que cada vez aguanto menos de pie, cosas de la edad, y me resisto a dar rienda suelta a mi naturaleza chismosa por otras vías. No me gusta cotorrear, sino ver y escuchar. Y no será por falta de gente. El edificio donde está mi apartamento parece un hotel: largos pasillos llenos de puertas, porque, no nos engañemos, algunos pisos tienen un pase, pero los apartamentos como el mío son como ratoneras. Algunos días, cuando las piernas no resisten tanto tiempo encima del minúsculo taburete, me siento en el… Leer más »Mirilla