Saltar al contenido
Inicio » La Primavera de los Cerezos

La Primavera de los Cerezos

Aire nuevo

A Elvira no le gustan los hospitales. Los detesta. Odia su olor, sus ruidos, su calor excesivo, reconcentrado, sin ventilar. Ella, que lo primero que hace cuando se levanta es abrir bien las ventanas para que entre el aire, sea el que sea. Carmen, su vecina, dice que es aire contaminado, que el aire de la ciudad está sucio, que lo ha oído en la radio, pero a Elvira le da igual, es aire, al fin y al cabo. Entra por las ventanas y quita el olor a viejo. Su propio olor, el de Manuel, el de los muebles, el del parqué desgastado. Todo está viejo en la casa. El aire rancio vuelve por la tarde y se acentúa por la noche, por eso por la mañana lo primero que hace es abrir. Le ha preguntado a Manuel si ventila… Leer más »Aire nuevo

Múltiple realidad

Dicen que las prisas no son buenas, pero yo me paso la vida corriendo. Desde que me levanto hasta que me acuesto, no paro de correr. Me despierto acelerado, como si ese proceso de pasar del sueño a la vigilia fuera algo mecánico y programado. No hay cabida a la duermevela, al lento volver del mundo de los sueños al mundo real, donde hay que hacer cosas. Muchas cosas. Hay que ducharse. Hay que vestirse. Hay que desayunar. Hay que lavarse los dientes… y así continuamente hasta que llega de nuevo la noche. Y ahí también hay que hacer. Hay que hacer por dormirse: entonces leo, leo mucho, intenso y aburrido hasta conseguirlo. Cuando lo logro, mi actividad continúa: sueño, preparo situaciones absurdas, las vivo, sufro, me peleo, a veces corro, me elevo y me caigo… Otras quiero volar y… Leer más »Múltiple realidad

Personas verbales

La otra tarde me entretuve en sueños haciendo una clasificación mundial de la humanidad. Sí, puede sonar pretencioso, o algo peor, quizá, pero a mí, en esas horas de somnolencia inducida por el calor y la luz que se colaba por las rendijas de la persiana en esa tarde de verano me pareció de lo más oportuno. Y allí tumbado, entre las rendijas, también empezaron a colarse las palabras. «Paciencia», por ejemplo. Algo de lo que yo suelo carecer, pero que, por el contrario, en ese momento sentí como algo inherente a mí. Quizás solo para esa tarde, lo admito, pero me sentía realmente paciente. «Paciencia», pensé. Paz y ciencia. La ciencia de la paz. Y me quedé aún más a gusto. O «enamorados»: en + amor + a + dos. Me estaba poniendo cursi, lo sé, pero las palabras… Leer más »Personas verbales

Invitado

Se notaba que la cama era la de invitados. El somier crujía ligeramente, el colchón era blando y el edredón, demasiado grueso. Nada era como en mi cama, nuestra cama, mi excama. No la echaba de menos, esa es la verdad; tampoco a Natalia, que es quien se había quedado con la habitación (nuestra habitación, mi exhabitación), pero en las semanas que llevaba durmiendo en el cuarto de invitados me sentía, precisamente, así, como un invitado. O como si acabara de llegar a un sitio nuevo y todavía no me hubiera acostumbrado a las dimensiones del espacio, a sus olores. De hecho, mis cosas todavía estaban en cajas. Así me las había dado Natalia y ahí continuaban. Para poder poner mi ropa en el armario primero tenía que vaciarlo de viejos edredones, sábanas, pelotas de fútbol, cajas de zapatos, la… Leer más »Invitado