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Detrás de la palabra: Petricor

 

La definición de este término es tan hermosa y bella por sí misma que casi sobraría esta entrada.

Pero quién se resiste a divagar un poco en torno al olor de la lluvia que cae sobre la tierra seca… Todos conocemos ese olor y no creo haya nadie a quien le pase desapercibido. Podemos hacerle más o menos caso, pero siempre hay, aunque sea un segundo, donde uno cae en la cuenta de ese petricor que nos envuelve con las primeras gotas de lluvia contra el suelo seco, contra la tierra seca.

El término fue creado por los investigadores Isabel Joy Bear y Richard Thomas en su artículo Nature of Argillaceous Odor (Naturaleza del olor arcilloso), publicado en la revista Nature en 1964. Procede del griego petros, que significa «piedra», e icor, que es la sangre de los dioses, formada por la ambrosía y el néctar que constituían su dieta. Pero no intentéis buscarlo en el diccionario porque, de momento, la Real Academia Española no lo ha incluido en el dicionario.

Dejando un poco de lado la parte romántica, inspiradora y evocadora de ese peculiar olor, vemos, según un artículo de la BBC, que las bacterias, las plantas e incluso los rayos pueden tener que ver con ese olor a aire limpio y tierra húmeda, un aroma perseguido por científicos e incluso perfumistas por su gran atractivo.

Mark Buttner, jefe de microbiología molecular del Centro John Innes, asegura que se trata de las bacterias Streptomyces (utilizadas para crear antibióticos comerciales), unas criaturas que abundan en el suelo. Buttner parece que quiere echarnos un jarro de agua fría. «Cuando dices que huele a tierra húmeda, en realidad lo que estás oliendo es una molécula producida por cierto tipo de bacteria», dijo a la BBC. Esa molécula se llama geosmina. Las gotas de agua que golpean el suelo hacen que la geosmina se libere en el aire y sea mucho más abundante después de la lluvia

Aunque muchos animales son sensibles a ella, los seres humanos somos extremadamente sensibles, tanto que ese olor es detectado por nosotros incluso cuando se diluye en partes en el rango de los mil millones.

La geosmina se está volviendo más común como ingrediente para perfumes debido a que es algo muy primitivo y primario, pero embaucador. Sin embargo, aunque nos sentimos muy atraídos por el aroma de la geosmina, hay muchos que rechazan su sabor, responsable, por ejemplo, del sabor terroso de la remolacha.

Pero volvamos a ese olor sin más adornos ni explicaciones científicas.

A ese aroma que hace que, casi involuntariamente, ensanchemos los pulmones y nos llenemos de él. Ese aroma que viaja por nuestra mente despertando recuerdos, trayendo al presente alguna imagen tal vez olvidada o, simplemente, haciéndonos suspirar.

 

El aroma de la lluvia, el aroma que alborota y agita nuestros sentidos.

 

1 comentario en «Detrás de la palabra: Petricor»

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