Pelusa
El día había comenzado francamente mal, con una noticia de esas que te hacen pensar en lo absurdo de la vida. Esa misma noche, Fran había invitado a cenar a casa a sus amigos Pili y Mili (Pilar y Emiliano, para él). Pili y Mili tenían dos cosas muy buenas: eran excelentes comedores y bebedores y unos expertos conversadores, aunque poco de lo que decían me solía resultar mínimamente interesante. Siempre que estaba con ellos, me daba la misma sensación, la de caminar por una línea recta sin fin y, a la vez, estar metida en un enorme globo o burbuja llena de voces altas y estruendo de la que no podía escapar. En fin, pintaba que iba a ser un día de mierda. Después de trabajar me fui a comprar, porque Fran —ya me lo había avisado la noche… Leer más »Pelusa