Dos sujetos extraños
Cuando uno se acostumbra a una rutina, enseguida se da cuenta de cuando algo cambia. El otro día, no fue solo una cosa, sino dos. Estaba en el metro en la hora punta, pero me pude sentar, es lo bueno del comienzo de línea. Todo estaba en orden. Los hombres y las mujeres que a las ocho y cuarto de la mañana coincidimos para ir al trabajo (lo que no quiere decir, ni mucho menos, que nos saludemos o nos demos por enterados) teníamos nuestros móviles en la mano. No afanábamos, como todos los días, por escribir mensajes, echar un vistazo a las redes y ver vídeos. No faltaba el chico que lo hacía sin auriculares, pero en todo ese tiempo nadie le había dicho nada ni le había llamado la atención, porque en realidad no nos molestaba. Todos adoptábamos… Leer más »Dos sujetos extraños