Espejismo
La mujer me parecía rara y decidí sorprenderla. Sin embargo, cuando llegamos a la feria de aquel pueblo maltrecho, ella no pareció sorprenderse de nada. Nos montamos en una pequeña noria que no lograba mejorar ninguna perspectiva y luego nos acercamos a las casetas de disparar. Había de pelotas y de rifles. Opté por el rifle, en un último intento de, paradójicamente, tal vez insuflar algo de vida a aquella tarde macilenta. Nunca había disparado antes, pero logré hacer tres buenos tiros. Aquel hombre intrínseco (¿no estaban gordos todos los hombres de las ferias?) me entregó un enorme oso vestido con una especie de ridículo chándal brillante de letras doradas. Yo quise entregárselo a ella a modo de regalo, pero me miró de tal manera que pasé el resto de la tarde con el oso gigante debajo del brazo. Cuando… Leer más »Espejismo