Laura, Laura, Laura
Recuerdo que al principio no entendía la mitad de las cosas de las que me hablaba. Íbamos al cine a ver una de esas películas orientales en versión original y luego filosofaba un rato sobre la poesía de las imágenes que acabábamos de ver. Yo la agarraba fuerte de la cintura y acariciaba su brazo blanco, mientras ella de repente se paraba en medio de la calle para reírse y abrazarme y decirme que yo era un encanto. Por aquel entonces, a mí me gustaba el cine americano de toda la vida, las películas de acción y por qué no, también alguna romántica con una de esas actrices tan delgadas de Hollywood. Estos ratos a la salida de las películas japonesas o chinas eran los mejores. Lo peor era cuando nos juntábamos con sus amigos. Al igual que Laura, sus… Leer más »Laura, Laura, Laura