Colección
He estado, como imagino que muchos de vosotros, en casas donde se coleccionan cosas más o menos extrañas, desde dedales, máquinas de coser en miniatura, abanicos, gatos de porcelana, conchas de mar o incluso botes con arena de distintas playas. Hay quien, en un gesto de nostalgia puramente aterrador, guarda los dientes de leche de sus hijos. Deben de ser más de uno porque hay un objeto que se vende para, precisamente, guardar esos dientes. Quizá al aludir a esta extraña costumbre os parecerá raro o chocante que os cuente que en mi casa se coleccionaban ojos. No eran ojos de juguete, como los que a veces se les caen a los muñecos, ni ojos de verdad, obviamente. Era ojos postizos porque mi padre tenía problemas de visión y uno de sus ojos no era suyo, sino inventado, creado, elaborado… Leer más »Colección