Vecinas
Llevaba seis meses viviendo en aquel piso del centro. Después de trabajar durante años como funcionario en un pequeño pueblo, anhelaba el bullicio de las calles, el movimiento de las gentes, ver muchos comercios y restaurantes y hasta disfrutar del tráfico de una gran ciudad. Era un apartamento diminuto, pero tenía lo que yo necesitaba: una cocina sencilla, una habitación, un baño, un salón donde me cabían mis libros y mis plantas y, casi lo más importante, una pequeña terraza con vistas a un inmueble antiguo lleno de pequeños balcones. Eso me procuraba dos cosas indispensables para mí: luz natural y la posibilidad de asomarme y observar. Observar el flujo de la vida. Al tratarse de un sexto piso las vistas eran espectaculares. No asistía, precisamente, a grandes atardeceres, pero veía otras cosas. Veía cómo la gente salía y entraba… Leer más »Vecinas